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Levante UD

Tarde de emociones en el Ciutat en el recuerdo al 20 aniversario del Preciado Ascenso

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Ayer, en la sala de prensa del Ciutat de Valencia, se celebró una nueva edición del Portal de Vallejo, organizada por el foro Historia Levante, en la que se conmemoró el ascenso a Primera División de junio de 2004. Un evento cargado de emociones que, 20 años después, sigue siendo un hito simbólico y épico para una generación de levantinistas.

Dicen que mientras perdure el recuerdo pervivirán los hechos sucedidos y los hechos acaecidos durante la temporada 2003-2004 siguen muy presentes, aunque han pasado 20 años desde aquel Preciado Ascenso repleto de simbolismo y épica para una generación de levantinistas que habían crecido y fijado su fe entre la incertidumbre, la inquietud y el miedo a un presente y a un futuro marcado por el desasosiego.

Portal de Vallejo contó con la presencia de Tito y Mora, dos miembros de la plantilla del Levante 2003-2004 que lograron el ascenso como campeones de Segunda División. Emilio Nadal, responsable del Área de Patrimonio Histórico del Levante, moderó la charla. Tito y Mora revivieron un pasado que aún está muy presente, destacando cómo esa experiencia los marcó tanto deportiva como vitalmente. Ambos, después de llegar al Levante para la ilusionante temporada 2003-2004, se establecieron en Valencia.

Tito compartió que su fichaje por el Levante en el verano de 2003 transformó su vida. Apenas unos meses antes, había logrado el ascenso a Primera con el Real Murcia y, superada la frontera de los treinta años, imaginaba su futuro ligado a Murcia. Sin embargo, la llamada del Levante trastocó sus planes radicalmente. Descubrió en el club y en la ciudad un nuevo hogar, un lugar que cambiaría su vida para siempre. Mora también contó una historia similar, destacando cómo su llegada al Levante y su posterior vida en Valencia fueron un punto de inflexión en su carrera y su vida personal.

Ambos jugadores rememoraron el Levante de los primeros años del tercer milenio y la figura de Manuel Preciado, el entrenador que dejó una huella imborrable en el equipo. Recordaron anécdotas, como las cenas obligatorias organizadas por Preciado y los entrenamientos con espinilleras, diseñados por el preparador para simular lo más fielmente posible la intensidad de los partidos oficiales. “Manuel Preciado era un paisano como él mismo decía”, manifestó Tito al evocar su imagen. “Era un tipo muy normal y eso es difícil en el fútbol”, apostilló Mora.

Tito revivió una conversación con Preciado durante la pretemporada en Biescas. “Ha prescrito y lo puedo contar”, señaló con una sonrisa en sus labios. En aquel conclave el técnico le aseguró que sería titular si mantenía el nivel mostrado el curso anterior en Murcia. La memoria de los protagonistas fue proyectando la imagen de aquel Levante que regresó a la elite cuarenta después del único precedente hasta la fecha. Rivera, Aganzo, Reggi, Alexis, Jesule, Sérvulo… los componentes de aquel colectivo que se citó con la historia fueron asomándose a la sala de prensa del Ciutat a través de los recuerdos del mediocampista y del portero. “Teníamos un equipazo”, corroboró Tito en diversas fases del acto. Pedro Villarroel, en la figura de máximo accionista de aquel Levante, emergió y tuvo su cuota de protagonismo.

Fue una tarde de emociones y recuerdos. Es evidente que el ascenso de junio de 2004 parecer perpetuarse por su significado deportivo y simbólico. El evento permitió ejercer la reflexión sobre un logro que, dos décadas después, sigue pervive en la historia del Levante. Este ascenso no solo marcó una época dorada para el club, sino que también transformó la vida de quienes formaron parte de aquel equipo inolvidable.