Volvió la magia al Ciutat de València
La afición granota volvió a vivir una tarde mágica en el Estadio Ciutat de València. Jugadores, técnicos y afición lo tenían claro. Todos ellos sabían que el partido de hoy no era un partido más y querían revivir las buenas sensaciones del último partido disputado en el coliseo levantinista. La alegría llegó muy pronto, a los dos minutos, con el tanto de Roger Brugué, pero el Real Zaragoza empató con un gran gol desde fuera del área. No fue hasta los últimos minutos cuando Dela sacó la varita mágica, utilizó sus poderes para anotar un auténtico golazo que nadie olvidará y el Levante UD acabó sumando tres puntos muy importantes.
La tarde se puso muy pronto de cara para los intereses levantinistas, ya que, a los dos minutos, un saque de esquina ejecutado por Pablo Martínez fue convertido en gol por Roger Brugué con un remate de cabeza. La alegría duró poco, puesto que el Real Zaragoza estableció el empate con un derechazo de Toni Moya desde fuera del área que se coló por la escuadra. Los de Felipe Miñambres trataron de devolver el golpe rápidamente y una buena combinación entre Roger Brugué y Andrés García dentro del área terminó con un disparo de este último que se marchó desviado. Poco después, Roger Brugué y Fabrício también se entendieron en el área rival, pero el delantero cayó y la acción acabó sin consecuencias. El Levante UD pudo agrandar distancias cerca del final de la primera parte con una asistencia de Álex Muñoz para Fabrício. El lanzamiento del brasileño acabó en el lateral de la red.
Tras la reanudación, el primer equipo que puso el miedo en el cuerpo fue el visitante con un potente disparo de S. Bakis que obligó a intervenir a Andrés Fernández para desviar la trayectoria del balón a córner. La posesión era para los levantinistas pero a ambos equipos les costaba llegar con claridad a los últimos metros. Lo intentaron los dos a balón parado y el conjunto zaragocista también probó fortuna con un lanzamiento de Maikel M. que atrapó el guardameta local.
Los valencianos continuaban peleando con el único objetivo de que los tres puntos se quedaran en casa. Llegaron los cambios buscando frescura en las piernas. El cronómetro avanzaba y el Levante UD trataba de mantener la calma y seguir intentándolo. La afición animaba desde la grada y ofrecía a los jugadores ese empujón que necesitaban. A falta de cuatro minutos para la conclusión del partido, se hizo la magia en el Ciutat. Algobia asistió a Dela y el defensa, desde 30 metros y sin pensárselo dos veces, puso la mirada en la portería y allí fue a parar el balón que entró por la escuadra. La afición, boquiabierta por la obra de arte que acababa de presenciar, estallaba de júbilo y llevó en volandas al equipo hasta el pitido final.