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Años 40-50

De UDLG a Levante UD

Fue en los primeros días de junio de 1941. Una escueta nota de prensa recogía las permutas en materia jurídica de la entidad que había nacido a la conclusión de la Guerra Civil tras la fusión obligada del Levante y Gimnástico. La UDLG (Unión Deportiva Levante-Gimnástico) pasaba a la historia. Los rectores de la sociedad notificaron a la Federación Valencia de Fútbol las transformaciones ideadas. A partir de esa fecha la UDLG abandonaba esa denominación que no había hecho calado en el imaginario futbolístico de la ciudad para convertirse en el Levante U.D. Había más novedades; regresaba la gama de colores en azul y grana que caracterizaron al Gimnástico desde su fundación. Había elementos que trataban de respetar el pasado de ambos clubes. El Levante mantenía el nombre y la herencia del Gimnástico se materializó en la vestimenta y en el Estadio de Vallejo.

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El 23 de agosto de 1958 Antonio Román cierra el fichaje de Wilkes

El sábado 23 de agosto Antonio Román salió de su casa en dirección hacia las oficinas del club para reunirse con Faas Wilkes. El mandatario del club granota tenía las ideas muy claras. El desafío era meridiano. La contratación del internacional por Holanda se convertía en la piedra filosofal del proyecto que estaba madurando por aquellas fechas. El presidente apostó muy fuerte por la contratación de Wilkes. Sabía que el futbolista deseaba instalarse en Valencia y que flirteaba con la sociedad de Mestalla. Era una noticia conocida que los diferentes medios de comunicación locales se habían encargado de amplificar durante el período estival. Román no especuló. Abordó el fichaje con determinación. Los condicionantes económicos no fueron un impedimento para que Wilkes se comprometiera con la institución azulgrana durante el curso 1958-1959 para defender el escudo granota en Segunda División, si bien la entidad tuvo que hacer frente a un complicado proceso administrativo para validar la licencia del jugador holandés.

Fue el domingo 7 de septiembre. Aquella tarde todo estaba preparado en el Estadio de Vallejo para visualizar el estreno de Wilkes con la elástica azulgrana. Fue en el marco de un encuentro amistoso ante Osasuna de Pamplona, una escuadra que compartía firmamento con los clubes más importantes en Primera División. No era un partido secundario. Tenía alma y esencia. Wilkes concitó las miradas de los aficionados que abarrotaron el coliseo granota, pero en el duelo, que significó el bautismo del genial futbolista holandés, se coló Paredes para capitalizar el gol. La pugna entre los dos futbolistas fue extraordinaria durante el transcurso de la campaña. La presencia de Faas Wilkes estimuló la imaginación de Paredes. No obstante, el desembarco de Wilkes no estuvo exento de problemas burocráticos que la entidad tuvo que superar por mor de su edad. En principio era demasiado mayor para jugar en Segunda División. La sentencia fue criticada en Valencia aunque el Levante consiguió revocar sus efectos y Wilkes se ciñó la camiseta blaugrana en Córdoba en el segundo partido del curso 1958-1959.

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Años cuarenta y cincuenta

Los autárquicos años cuarenta fueron una continuada huida hacia delante. Pese a rozar el ascenso a Primera División en la aventura inicial bajó las siglas del UDLG, las crisis económicas se sucedieron poniendo en entredicho la estabilidad de la institución. Desde un prisma deportivo, el club, bautizado como Levante U.D. desde junio de 1941, retomando los colores azulgranas del Gimnástico, navegó entre la Segunda y Tercera División con una breve estancia en categoría regional. No obstante, hubo momentos para la épica en una titánica eliminatoria de la Copa del Generalísimo ante el Athletic Club.

Los cincuenta surgieron entre brumas. El Levante afrontaba sus partidos en Vallejo desde que el Gimnástico arrendara, a mediados de los años veinte, unos terrenos pertenecientes a la familia Martínez de Vallejo. Los propietarios de este espacio decidieron revocar las resoluciones establecidas planteando un grave problema de muy compleja solución para los mandatarios de la entidad. El Levante sufrió las secuelas del embargo y el desahucio. Desde una perspectiva institucional, este terrible contratiempo coincidía con la apertura de la primera etapa de Antonio Román al frente de la sociedad. El mandatario pronto definió las claves para encontrar respuestas al problema derivado de esta terrorífica coyuntura. Antonio Román esquivó como medida esencial los efectos dramáticos para la supervivencia del embargo para pasar al contraataque y aventurar la compra de una instalación que revertiría en la tenencia de patrimonio en el seno de una sociedad huérfana de este tipo de bienes.

Antonio Román, que modernizó las estructuras internas del club, planteó la compra de Vallejo como la piedra filosofal y angular de su proyecto y de la nueva proyección susceptible de propulsar al Levante. Siempre defendió la prosperidad de esta operación ante la atracción que generaba acrecentar sus propiedades. En el apartado deportivo la escuadra azulgrana tras fluctuar entre la Segunda y Tercera División logró consolidarse en la categoría de Plata e inclusive disputó una promoción de ascenso a Primer ante Las Palmas en la temporada 1958-1959 que se desvaneció. Eran los tiempos de Wilkes, una contratación histórica, y Joseíto entre otros futbolistas con ascendente.

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Vuelve el fútbol a Vallejo tras la riada de 1957

El día uno de diciembre de 1957 el fútbol regresó a Vallejo en su máxima expresión. Atrás quedaban los efectos devastadores de la riada que anegó la ciudad de Valencia en octubre tras desplomarse el cielo con una virulencia inusitada. Las consecuencias del desbordamiento del cauce del Río Turia fueron catastróficas. El feudo azulgrana sintió los efectos aniquiladores del agua. La superficie del verde se convirtió en un lodazal y parte de sus instalaciones quedaron maltrechas. La directiva del club presidido por Antonio Román se afanó en demandar ayudas a los organismos oficiales para reconstruir la instalación. Desde un prisma deportivo, el desastre determinó que el Levante tuviera que alterar y modificar el orden natural de los partidos ante la imposibilidad de afrontar los choques como local en Vallejo. No obstante, en el arranque de diciembre lacró una herida que supuraba. El Córdoba era el adversario del bloque granota. La victoria final, (4-3), se quedó en casa.

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Estreno de los colores azulgranas ante el Real Madrid en 1941

El Real Madrid y el Levante estaban citados sobre la superficie del feudo de Vallejo el domingo 21 de septiembre de 1941. Era el típico encuentro de presentación en sociedad de la escuadra levantinista. Atrás quedaba el verano y la reestructuración de la plantilla destina a competir en Segunda División en el curso 1941-1942, pero aquel choque trascendió al tiempo. Contaba con un componente iconográfico que sacralizó la cita. “El Levante va a estrenar un equipo nuevecito; casi el 75 por 100. Jersey y todo. Porque serán nuevos los colores, que siendo nuevos, son los antiguos tan conocidos del Gimnástico”, especificó el Diario Las Provincias en la jornada previa al envite. El Levante saltó al campo con la elástica azulgrana que le identifica.

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