Enrique Magdaleno es el protagonista de la exposición del palco VIP
Levante UD prepara una muestra cada partido que relaciona a los dos equipos de la jornada
Enrique Magdaleno, protagonista de la exposición del palco VIP del partido Levante-Burgos del próximo domingo 1 de diciembre, es una figura relevante en la historia granota. Su paso por el Levante UD, entre 1976 y 1979, estuvo marcado por su lealtad, sus goles decisivos y su papel estelar en el regreso a Segunda División A. De Orriols marchó a El Plantío de Burgos.
Llegada al Levante en un contexto amenazador
Enrique Magdaleno aterrizó en el Levante en un contexto ciertamente amenazador. La competición liguera en Segunda División (1976-1977) tendía hacia su ocaso y amenazaba con engullir a las huestes granotes. Hacia finales del mes de marzo los posicionamientos y los desafíos en el marco de los campeonatos suelen estar perfectamente definidos y aquel Levante se consumía entre el fuego abrasador del inframundo de la categoría de Plata. El descenso era una posibilidad más que manifiesta.
Magdaleno, una solución de urgencia ante la falta de gol
Magdaleno llegó como una solución de emergencia ante la carencia de gol de la escuadra que todavía dirigía Miralles desde el banquillo. Restaban diez partidos para la conclusión de la Liga cuando el atacante se calzó las botas de tacos, se ajustó la casaca azulgrana y saltó al verde en el feudo del Jaén para conquistar una victoria revitalizadora. Fue el arranque de una estancia en las filas del club de Orriols que se prolongó hasta el final del ejercicio 1978-1979 cuando el Tronquito Magdaleno, su apodo de guerra, hizo la valija para alistarse en las filas del Burgos.
Un ejemplo de fidelidad a los colores azulgranas
Aquel Levante del ejercicio 1976-1977 no fue capaz de eludir el descenso hacia la recién creada Segunda División B. Quizás lo más sugerente fue la respuesta del propio Magdaleno ante este terrible desenlace. Algo grande debió intuir el atacante que podía suceder con el Levante como protagonista cuando, por carta, requirió al Real Madrid, su club de origen, prolongar esta entente con la sociedad blaugrana. Lejos de buscar un nuevo destino en el plano futbolístico, decidió permanecer en el Levante para tratar de reconquistar el territorio perdido. Fue una decisión que nació desde la fidelidad más absoluta y desde el respeto hacia una entidad que le permitió presentarse en el fútbol profesional tras su paso por el Castilla y las divisiones inferiores del Real Madrid. Quizás el Levante había hechizado su espíritu a través de un sortilegio.
El regreso a la categoría de Plata
Magdaleno cumplió con el cometido que se había planteado en la decisión adoptada, aunque tuvo que aliarse con la paciencia. El Levante del ejercicio 1977-1978 observó como el ascenso se difuminaba en las últimas jornadas. No obstante, todo varió en la temporada siguiente. Un Levante supersónico con Naya a los mandos técnicos celebró la vuelta a la categoría de Plata a falta de tres semanas para el cierre de la competición. El triunfo ante la SD Ibiza 1-0 elevó al Levante hacia los altares de la Segunda División.
31 goles en algo más de dos temporadas
Ese día Magdaleno compartió el eje del ataque junto a Murua. Eran los azotes del gol en clave granota en un curso arrollador desde un prisma anotar. El Levante fustigó a los cancerberos contrarios con profusión tras rasgar sus redes en 80 ocasiones. La fortaleza del dígito acentúa la voracidad ofensiva del colectivo blaugrana. Magdaleno anotó 12 goles en Liga. El ejercicio anterior anotó 13. Y en su desembarcó a finales de la campaña 1976-1977 dos tantos más. Habría que incluir en el registro cuatro goles adicionales en el ámbito de la Copa del Rey. Misión cumplida debió pensar Magdaleno. Parecía una evidencia que la tercera categoría del balompié profesional no hacia justicia a sus goles y a sus condiciones de killer del área. Era un depredador. Y un guerrero cruzado. En ese espacio tan angosto y limitado gobernaba con solvencia. No se arredraba ante los defensores rivales y conjugaba con el gol con una facilidad pasmosa.
Del Levante al Burgos
El tronquito era por aquellos tiempos un futbolista con un potencial todavía por descubrir en los estratos más elevados del fútbol nacional. En el Castilla y en el Levante demostró su pujanza y su fortaleza como goleador. Al fin y al cabo, es lo que siempre había realizado. El gol era una especie de patente. Era un goleador de palabra. El Real Burgos apostó por el atacante para presentarle los misterios de la Primera División. No se aclimató a la elite en tierras burgalesas tras consumar el descenso a Segunda, pero fue el origen de una extensa relación con la máxima categoría con las camisetas del Sevilla y Mallorca.
En Burgos de nuevo para regresar a Primera
Quizás aquel descenso del arranque de los ochenta con la camiseta del Burgos percutiera su psique. Regresó al Burgos a finales de los ochenta para conducir de nuevo al equipo de El Plantío a la Primera División. Magdaleno siempre fue un hombre de palabra y no solo en el interior del área.
Documentos históricos de Magdaleno en el Levante
En esta expo recuperamos sus contratos, la carta en la que reclama al Real Madrid la posibilidad de permanecer en el Levante pese al descenso o una petición del Levante al Real Madrid para que intercediera ante el ejército con el fin de que Magdaleno pudiera jugar un choque dramático ante el Terrassa en las semanas postreras del curso 1976-1977.